incertidumbre

¿Cómo nos afecta la incertidumbre?

Tras tres meses de confinamiento hemos empezado a conocer de qué se trata la nueva realidad de la que tanto nos hablaban. Ahora nadie sale de casa sin su mascarilla, ni entra en tiendas sin antes ponerse desinfectante. Ahora, aunque no nos faltan ganas, nos lo pensamos dos veces antes de abrazar a nuestros padres o abuelos. Nos estamos adaptando a una nueva normalidad. Ahora nada parece seguro y todo mutable y fugaz.

¿Cómo nos afecta la incertidumbre?

Las consecuencias de este virus son múltiples y afectan a distintos ámbitos de nuestra vida: el económico, emocional, físico, etc. Quizás las consecuencias emocionales son las que han quedado más olvidadas, pero eso no les quita importancia.

Se han estudiado los efectos emocionales y psíquicos del confinamiento, y se ha llegado a la conclusión de que tras este período de tiempo tan inesperado y a la vez sin precedentes, la población ha experimentado una sensación de incertidumbre muy intensa.

Como todas las cosas en la vida, no afectan igual a todo el mundo. El confinamiento no ha significado lo mismo para todos. Sin embargo, el sentimiento de incertidumbre ha sido una sensación generalizada en la población.

¿Qué nos provoca la incertidumbre?

En muchas personas, se ha demostrado que la incertidumbre provoca ansiedad, miedo y apatía. Como muchos sabréis, los seres humanos somos controladores por naturaleza. Necesitamos saber qué vendrá a continuación y para muchos, no poderlo controlar genera mucha ansiedad. Otro de los sentimientos más comunes es la frustración, pues no hay nada que podamos hacer excepto esperar. ¿Cómo nos afecta la incertidumbre? Alterando nuestro equilibrio emocional y, en consecuencia, afectando nuestro bienestar físico.

¿Qué podemos hacer para sobrellevar esta situación?

Hay distintas estrategias que pueden ayudarnos a superar esta situación de una forma más tranquila y sana. Es evidente que la situación no es sencilla. Mucha gente ha perdido su trabajo y sufren económicamente. Es imprescindible tener fe y creer en un futuro mejor. Poco a poco la economía se irá reanimando y retomaremos nuestras vidas como hemos hecho siempre, a lo largo de las generaciones, cuando ha habido crisis.

Para evitar los efectos negativos de la incertidumbre es importantísimo evitar la sobreinformación, pues no nos aporta nada de valor y podemos acabar creyéndonos bulos. Es necesario tener criterio y no tomarnos en serio todo lo que vemos por la redes. Aunque nos bombardean de información y parece imposible desconectar, es crucial intentar cambiar de tema y centrarnos en otras cosas para no tener una sensación de alarma permanente.

Sé positivo

Otro de los consejos es centrarnos en los recursos que tenemos para superar esta situación, en lugar de ser catastrofistas y esperar siempre lo peor. De lo contrario, la ansiedad y la preocupación va a seguir allí y será mucho más complicado focalizarnos en las soluciones.

El ejercicio es básico para nuestro autocuidado y no puede faltar ahora. Mediante el ejercicio físico generamos espacios en los que no pensamos en nada más que en nuestro cuerpo. Consecuentemente, dejamos que nuestro cuerpo se relaje y sea más proclive a afrontar positivamente cualquier problema.

Por último, debemos mantenernos cerca de nuestros amigos y familiares. De este modo, podremos generar un ambiente de confianza y de cuidado mutuo. Hemos estado mucho tiempo aislados y, como seres sociales que somos, necesitamos estar en contacto con nuestros seres queridos. No olvidéis que pedir ayuda psicológica, en caso de ser necesario, es lo más efectivo que podéis hacer y debería estar mucho más normalizado, pues todos lo necesitamos en algún punto de nuestra vida.

¿Cómo nos afecta la incertidumbre? No hay dudas de que estamos en un momento crítico que será recordado en la posteridad. Pero todo tiene un final, como todas las catástrofes que han tenido lugar durante nuestra existencia. No debemos perder los ánimos y sobretodo, debemos ser muy conscientes y responsables para no empeorar la situación.